Por dos décadas, el Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos (CIIMET) de la Universidad de Panamá ha liderado una de las líneas científicas más determinantes para la salud del país: la investigación sobre venenos de serpientes y escorpiones, un problema que históricamente ha causado cientos de envenenamientos y múltiples muertes en comunidades rurales y apartadas.
La directora del CIIMET, la Dra. Hildaura Acosta, recuerda que todo comenzó en 2005, cuando la entonces decana de Medicina, Dra. Marion Clark de Martin, fue alertada en la Asamblea Legislativa sobre el incremento de mordeduras y muertes por serpientes. Aquella preocupación de los diputados desencadenó un proceso que transformaría la ciencia nacional.
Tras llevar la inquietud al Consejo Académico, la Facultad de Medicina encargó al CIIMET la coordinación de un proyecto interinstitucional para entender la magnitud del problema. En 2006, una propuesta de investigación presentada a la Secretaría Nacional de Ciencias y Tecnología (SENACYT), obtuvo financiamiento y para el año 2007 iniciaron los estudios formales.
Así, las investigaciones del CIIMET han permitido obtener un diagnóstico contundente: Panamá es el país de América Latina con mayor incidencia de mordeduras de serpiente y el segundo en picaduras de escorpión después de México. Las provincias más afectadas son: Coclé, Veraguas y Chiriquí, además de las comarcas indígenas. Coclé, en particular, ha sido foco de estudios por su alta mortalidad.
En sus investigaciones, el CIIMET logró identificar con precisión las especies que más afectan a la población. Así, las serpientes de mayor impacto son: Bothrops asper (equis o terciopelo): principal causante de envenenamientos en el país y la Porthidium lansbergii (patoca): responsable del 30 % de los casos en Coclé. En tanto, entre los escorpiones más tóxicos se destacan el Tityus jaimei, así como el Tityus cerroazul, con el veneno más tóxico del país, causante de accidentes fatales, Tityus festae, Tityus asthenes, Centruroides bicolor – involucrado en casos graves en niños y Tityus championi – identificado clínicamente por primera vez en Panamá gracias a los investigadores del centro.
Uno de los aportes más significativos del CIIMET ha sido transformar el uso de antivenenos en Panamá. Antes de sus estudios, en algunos hospitales se aplicaban más de 30 ampollas por paciente.
Gracias al trabajo articulado con el Ministerio de Salud, la Caja de Seguro Social y hospitales de todo el país, el CIIMET lideró la elaboración de la Guía Nacional de Manejo de Accidentes por Escorpiones, un documento clave para estandarizar diagnósticos y tratamientos.
En el campo del ofidismo, los investigadores ya están preparados para adaptar la guía internacional de la Organización Panamericana de Salud (OPS), al contexto nacional, gracias al mapeo completo de especies, toxicidades y mortalidad.
Pero el avance más ambicioso es la creación del primer antiveneno antiescorpiónico panameño, para atender picadas de tres especies, el cual se encuentra actualmente protegido por patente.
Para la Dra. Acosta, este aniversario marca un momento de reflexión: “Toda esta investigación ha llevado a salvar vidas humanas. Eso no tiene precio. La institución lo entendió desde el inicio”.
Entre 2014 y 2023, el MINSA registró 30,874 envenenamientos por animales ponzoñosos, lo que los convierte en el principal problema de salud pública dentro del área de intoxicaciones.
El CIIMET ha sido clave para mapear esta realidad y apoyar la toma de decisiones.
Tras 20 años, el CIIMET no solo ha explicado por qué Panamá tiene una de las incidencias más altas de envenenamientos en la región, sino que ha contribuido a evitar muertes, mejorar tratamientos, capacitar profesionales y sentar las bases para que Panamá produzca su propio antiveneno. Un legado científico que ya forma parte de la historia de la salud pública del país.

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